Las elecciones de mañana domingo son las más importantes en la historia de Venezuela y tendrán, probablemente, una influencia determinante en América Latina. Se da por descontado el triunfo de Hugo Chávez Frías -pensamos lo mismo-, pero no está de más exponer algunos de los elementos que nos llevan a esa conclusión.
¿Qué tiene Chávez a su favor? La situación que vivía Venezuela antes de Chávez y que motivó las protestas cívicas del Caracazo en 1989 –más de 3000 muertos- y más tarde (1992) el intento cívico militar que encabezó el joven Chávez, era caótica. Un país rentista del petróleo distribuía sus ingresos entre una burguesía reducida, condenando a las mayorías al hambre -70 por ciento de la población eran pobres- y a soportar una continua inflación de alimentos importados y ver a su lado la impunidad de la corrupción política que llegó hasta el presidente de entonces, Carlos Andrés Pérez. No había libertad alguna, la represión era la respuesta común y el pueblo apoyó el golpe militar, que resultó fallido. Chávez dijo en aquel momento, al reconocer el fracaso del levantamiento: “no es el momento”. Luego él y quienes se jugaron con él vendrían por más y por el camino correcto: la democracia. Y fue el momento.
Chávez tiene el respaldo de un amplio sector de la sociedad: los pequeños agricultores, los obreros, los sindicatos, las comunas, y un no muy grade sector de la burguesía, que ha hecho buenos negocios en el mercado interno reactivado y -atención- en la mayoría de la industria petrolera.
En cuanto a la capacidad de movilizar el Presidente y candidato tuvo un traspiés en el plebiscito sobre la Reforma Constitucional, porque el triunfalismo de los suyos los mantuvo en sus casas en lugar de ir a votar. Pero es difícil que eso ocurra ahora, con una elección polarizada en donde la gente sabe que se juega su futuro y que pueden perder todo lo que han alcanzado. Justamente el acto de cierre de campaña -el jueves a la noche- fue 7 veces más numeroso que el de Capriles y la gente estuvo 4 horas bajo la lluvia sin menguar en su entusiasmo.
En el plano internacional Hugo Chávez Frías tiene un enorme respeto logrado en base a su política de integración y de apoyo mutuo con los países productores de petróleo y con los gobiernos de Latinoamérica.
¿Qué tiene en contra? La burguesía. La burguesía está intacta: manejan los bancos -80 por ciento son privados-, la mayoría de los servicios, el sector manufacturero, las grandes extensiones de tierra. Tiene contactos fluidos con el imperialismo y un alto poder de financiamiento y lo ha volcado a la campaña de su candidato Capriles. Eso explica la insistencia en el discurso de Chávez en señalar a la burguesía como la contra.
¿Qué tiene Capriles a su favor? Es un hombre de 40 años. Fue diputado, alcalde y gobernador. Desde esos cargos no hizo nada relevante, pero los publicistas le han forjado una imagen atractiva. Es joven, tiene un discurso new age, se presenta como un socialdemócrata que evoca al brasileño Lula como modelo, es enérgico sin ser violento. En cuanto a las reformas sociales no se ha manifestado en contra: ha dicho que las va a continuar pero con más eficiencia. Ha dirigido su mensaje a la derecha pero también a los puntos más sensibles para las clases bajas.
La capacidad de movilización de quienes lo apoyan no es desdeñable. Lo vimos en el acto de cierre con una avenida Bolívar atiborrada. Entre sus convocados estuvieron la derecha clásica y los recién llegados a la burguesía -dicen los analistas- desde las clases bajas, favorecidos por las políticas económicas de Chávez; pero son consumistas que quieren ascender aún más y tienen cultura neoliberal. Son auténticos “arribistas”. También hay que incluir aquí a profesionales medios: médicos, abogados, pequeños empresarios, especuladores que se benefician con las privatizaciones (salud, educación, construcción, etc.).
Los medios de difusión están a favor de Capriles, gozan de una amplia libertad de expresión y tienen llegada a la población.
Lo mismo ocurre en el plano internacional. Henrique Capriles Radonski existe sólo en los medios de derecha en todo el mundo, que son los que han fijado una línea editorial uniforme a partir de su inclusión plena en los grupos de poder que impusieron el neoliberalismo en los años 90.
Hay algunos analistas que piensan que esta elección está perdida por la oposición, pero que van a quedar muy bien posicionados para las legislativas de diciembre, donde imaginan obtener una mayoría parlamentaria que les permitiría neutralizar al gobierno.
¿Qué tiene en contra? Capriles fue un violento protagonista del golpe de Estado de 2002 que fracasó. El candidato Henrique Capriles Radonski es un auténtico golpista. Estuvo con los que pretendieron derrocar al Presidente y al frente del ataque a la Embajada de Cuba y es un hombre relacionado y con llegada a bandas de provocadores -similares a las “barras bravas” argentinas- y a grupos estudiantiles de derecha.
Conclusión. A menos que las mayorías beneficiadas por el gobierno sean engañadas al punto de dar más valor a promesas que a una realidad indudablemente beneficiosa, Chávez gana. Los avances en materia social y económica, los distintos programas para crear viviendas, mejorar la salud y la educación, la confianza de la gente en su líder, su exitosa imagen en Latinoamérica y las mejoras de todo tipo instaladas en los últimos 14 años, son una base sólida para vaticinar el resultado: Chávez gana. “Pero no hay que dormirse en los laureles”.