sábado, 13 de octubre de 2012

MEMORIAS DEL FUEGO


"Los arahuacos, habitantes de la zona del primer "contacto" con los invasores europeos, tenían un lenguaje que estaba cargado de poesía. Al arco iris lo llamaban "serpiente de collares", al cielo le decían "mar de arriba". Para ellos el rayo era "el resplandor de la lluvia". Al amigo lo llamaban "mi otro corazón" y al alma "el sol del pecho". La lechuza era "ama de la noche oscura". Para decir bastón, los ancianos decían "nieto continuo" y para decir perdono decían "olvido". 
Memorias del fuego, Eduardo Galeano.

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