sábado, 18 de mayo de 2013

HA MUERTO LA MUERTE




http://www.diarioregistrado.com/politica/74349-ha-muerto-la-muerte.html

Me han contado que eso dijeron cuando el dictador Franco dejó este mundo, ha muerto la Muerte. Esas fueron las primeras palabras que cruzaron mi mente el viernes por la mañana al leer que Jorge Rafael Videla ya no vivía más.

Él podrá tener lo que miles nunca tuvieron por su culpa, un tumba, una lápida con su nombre y fecha cierta de su partida. Su familia podrá tener lo que miles de familias por su culpa nunca tuvieron, la certeza de saber qué pasó con él. Y la familia y amigos de Videla también tendrán esa tumba, como punto final, cosa que tampoco tuvieron ni tienen las Madres y demás familiares, que no pueden llevarles una flor a sus seres queridos, los desaparecidos por él.

Ayer leí y escuché a muchos repartir infiernos con alegría y bronca y no es una cuestión de credos, o la falta de ellos, es que lo único que nos servía era repartir justicia. Y se hizo. Videla murió preso señores, señoras. Videla murió repudiado por la sociedad. Aunque yo hubiera querido que cumpla su añosa condena en una cárcel común hasta el último minuto de su sentencia, no se pudo.

Pero hay algo que debemos tener en claro. Videla, genocida sin culpa ni arrepentimiento, como buen genocida, creyó que sería recordado como un padre de la patria, como un héroe que luchó por la Argentina, pero pudo saber  en vida y a ciencia cierta que no sería así. Él sabía que sería recordado por la Historia como el monstruo sanguinario y cruel que en verdad era. Lo sabía. Como lo sabemos nosotros. Es la Memoria, mis amigos, es la Memoria. Gracias a la Memoria.

Yo le digo hasta nunca a Videla. Y quiero decirle hasta nunca a la Argentina de Videla, la que era para unos pocos, la que generó las peores deudas, la que torturó, vejó y mató a miles sin pensarlo dos veces. La que defendió los intereses de las corporaciones. La que rompió los lazos sociales y sembró el miedo, lo regó y lo vio florecer. A esa Argentina, que no es la mía, a esa Argentina que poco a poco fuimos dejando atrás pero que se resiste a vivir sólo en la Memoria de nuestro pueblo y quiere volver, cada tanto, a esa yo le quiero decir hasta nunca, como al dictador siniestro que ya murió.

Para eso todavía necesitamos Verdad y Justicia, una Justicia democrática y plural. Para eso necesitamos cuidar la Memoria, regarla, como ellos regaban el miedo, nosotros debemos protegerla y apuntalarla siempre, porque la única forma de no repetir el pasado, ese pasado, es siendo un pueblo memorioso. Porque aun hay muchos dando vuelta impunes por allí, muchos que se hicieron ricos con Videla, que se hicieron poderosos y aun lo son. Muchos que funcionaron y funcionan como cómplices necesarios de esa época negra, la más oscura. A ellos sí se les murió un héroe. A ellos les digo que nosotros no olvidamos nunca, nada. A ellos, los tristes de hoy, los que si tienen tumba que visitar dolidos, les digo que aunque todavía se pasean vestidos de impunidad,  los memoriosos no perdonamos y no nos reconciliamos, por eso a donde vayan los iremos a buscar.

María José Sánchez

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