INTRODUCCIÓN
EL MILITANTE
Acá
tenemos un joven que estaba más o menos integrado al sistema y tenía una vida
relativamente normal.
Un
día, al despertarse, sintió que su cabeza estaba por explotar. Por primera vez
entendió (o creyó entender) cómo funcionaba el mundo, los medios de
comunicación, las finanzas internacionales, etc.
Estaba
agitado y no podía parar de temblar, como quien despierta de una pesadilla.
Comprendió
que unas pocas personas manejan el mundo y la vasta mayoría (incluyéndose a él
mismo) estaban encerrados en una prisión mental, psicológica, material y
consumista. Y advirtió que su propio espíritu (y el espíritu colectivo de todos
los que lo rodeaban) estaba siendo absorbido por una maquinaria inhumana y
apocalíptica.
Todos
los hechos (desde los mundiales a los barriales) aparecieron y se manifestaron
con absoluta claridad.
Nuestro
héroe anónimo se levantó de la cama con el pie izquierdo, se miró al espejo y
atinó a preguntarse: “¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo nadie se da cuenta? Es
todo tan obvio. Ahora sé dónde está el poder. Es decir, el verdadero Poder.
Ahora sé cómo nos han engañado con los espejismos de la publicidad, la
religión, la democracia formal. Ahora me doy cuenta cómo han tergiversado la
historia, cómo manipulan nuestras mentes desde que nacemos, cómo nos
adoctrinaron. No somos libres, somos una humanidad esclavizada”.
Durante
días y semanas, nuestro héroe se despreocupó de las responsabilidades y
proyectos, y se abocó a leer, estudiar,
indagar. Recorrió todas las páginas anarquistas de Internet, empezó a ver los
noticieros con otra mirada. Después se ocupó de leer a Walter Graziano, las
cartas de Silo, los libros de Noam Chomsky, Jan Van Helsing y, por supuesto,
David Icke.
Estudió
la historia de Estados Unidos, las conspiraciones iluminati, la estructura
financiero mundial, etc. Recorrió las venas abiertas de América Latina de
principio a fin, saltó el océano y llegó a África, después a Medio Oriente,
subió por Europa y llegó a Asia para descubrir la farsa de la Revolución Rusa.
De ahí, retrocedió a la Revolución
Industrial, la Edad Media,
el Imperio Romano. Llegó al origen del hombre, se instaló por un tiempo en la Atlántida y en Lemuria y
luego volvió a la realidad, a la nueva realidad actual, muy diferente de esa
otra realidad que lo había acompañado recientemente.
Superada
(provisoriamente) la etapa de re-educación, con ojos nuevos y una mentalidad al
borde del colapso, nuestro héroe regresó al mundo para convencer a los demás,
para mostrarles todo lo que había descubierto.
No
se propuso ser un político ni un profeta, simplemente pretendía ser un tipo
común y corriente que comparte sus descubrimientos.
Se
convirtió en un Militante (una especie de militante indefinido, claro está, de
esos que no encuentran su lugar en ningún partido o agrupación).
Y
salió a la lucha.
Mantuvo
largas discusiones con personas que estaban bien instaladas en el sistema.
Intentó mostrarles la nueva realidad, pero no obtuvo buenos resultados: solo
recibía gestos de rechazo y descreimiento. En la mayoría de las ocasiones, le
decían: “eso que decís no puede ser verdad, no sé de dónde lo sacaste”. Ante
estas palabras, nuestro héroe no podía evitar recordar la alegoría de la
caverna, tan antigua y tan vigente.
Intentó
relacionarse con otros militantes, pero no funcionó. Su falta de compromiso con
un partido específico generaba desconfianza.
Intentó
formar parte de eso que llamamos Izquierda, pero no pudo encontrar su espacio
entre tantos grupos y subgrupos que pierden el tiempo discutiendo entre sí mientras
el verdadero enemigo (la derecha, los sionistas, los iluminati, los
reptiloides) siguen avanzando como un bloque unido y sólido.
Nuestro
héroe decía: “Mi causa es el mundo y mi compromiso es la humanidad”, pero nadie
entendía a qué se refería y algunos llegaron a considerarlo un espía de un
grupo de inteligencia.
De
a poco, empezó a quedarse sin amigos. Dejaron de invitarlo a las reuniones
sociales y las fiestas (al fin y al cabo, ¿para qué invitar a un tipo que
apagaba la música y se dedicaba a vociferar en voz alta, peleándose con todos,
queriendo demostrar que todos eran esclavos, que vivían en una falsa
democracia, que eran ovejas sumisas y obedientes?).
Se
quedó solo, inevitablemente. Y decidió ocupar sus interminables horas libres
para escribir todo lo que había aprendido. Meses más tarde, se mudó de su
departamento y nadie volvió a verlo (aunque es evidente que sigue vivo porque
su cuenta de Facebook sigue muy activa).
Este
blog se propone reunir los diversos textos escritos por el Militante. Algunos
pueden resultar reveladores, otros son plagios descarados a otros textos
publicados con anterioridad. Algunos se refieren a hechos generales y otros a
acontecimientos más bien personales. Cada una de estas proclamas tiene algo
digno de ser rescatado y estudiado.
Los
autores de este blog (en nuestro afán por recopilar los textos del Militante)
nos hemos tomado la libertad de suprimir algunos párrafos en los que nuestro
héroe se encargaba de insultar y humillar a personas de su entorno personal
(sobre todo, laboral), considerando que esas acusaciones no interesarían al
lector promedio.
Si
bien no estamos de acuerdo con la totalidad de los textos aquí publicados,
pensamos que su difusión puede resultar útil para algunos y entretenida para
otros.
No
es nuestra intención convencer a nadie ni vender nada, simplemente intentamos
abrir nuevos espacios de discusión.
Que
lo disfruten.
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