miércoles, 2 de mayo de 2012

INTRODUCCION


INTRODUCCIÓN EL MILITANTE

Acá tenemos un joven que estaba más o menos integrado al sistema y tenía una vida relativamente normal.
Un día, al despertarse, sintió que su cabeza estaba por explotar. Por primera vez entendió (o creyó entender) cómo funcionaba el mundo, los medios de comunicación, las finanzas internacionales, etc.
Estaba agitado y no podía parar de temblar, como quien despierta de una pesadilla.
Comprendió que unas pocas personas manejan el mundo y la vasta mayoría (incluyéndose a él mismo) estaban encerrados en una prisión mental, psicológica, material y consumista. Y advirtió que su propio espíritu (y el espíritu colectivo de todos los que lo rodeaban) estaba siendo absorbido por una maquinaria inhumana y apocalíptica.
Todos los hechos (desde los mundiales a los barriales) aparecieron y se manifestaron con absoluta claridad.
Nuestro héroe anónimo se levantó de la cama con el pie izquierdo, se miró al espejo y atinó a preguntarse: “¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo nadie se da cuenta? Es todo tan obvio. Ahora sé dónde está el poder. Es decir, el verdadero Poder. Ahora sé cómo nos han engañado con los espejismos de la publicidad, la religión, la democracia formal. Ahora me doy cuenta cómo han tergiversado la historia, cómo manipulan nuestras mentes desde que nacemos, cómo nos adoctrinaron. No somos libres, somos una humanidad esclavizada”.
Durante días y semanas, nuestro héroe se despreocupó de las responsabilidades y proyectos, y se abocó  a leer, estudiar, indagar. Recorrió todas las páginas anarquistas de Internet, empezó a ver los noticieros con otra mirada. Después se ocupó de leer a Walter Graziano, las cartas de Silo, los libros de Noam Chomsky, Jan Van Helsing y, por supuesto, David Icke.
Estudió la historia de Estados Unidos, las conspiraciones iluminati, la estructura financiero mundial, etc. Recorrió las venas abiertas de América Latina de principio a fin, saltó el océano y llegó a África, después a Medio Oriente, subió por Europa y llegó a Asia para descubrir la farsa de la Revolución Rusa. De ahí, retrocedió a la Revolución Industrial, la Edad Media, el Imperio Romano. Llegó al origen del hombre, se instaló por un tiempo en la Atlántida y en Lemuria y luego volvió a la realidad, a la nueva realidad actual, muy diferente de esa otra realidad que lo había acompañado recientemente. 

Superada (provisoriamente) la etapa de re-educación, con ojos nuevos y una mentalidad al borde del colapso, nuestro héroe regresó al mundo para convencer a los demás, para mostrarles todo lo que había descubierto.
No se propuso ser un político ni un profeta, simplemente pretendía ser un tipo común y corriente que comparte sus descubrimientos.
Se convirtió en un Militante (una especie de militante indefinido, claro está, de esos que no encuentran su lugar en ningún partido o agrupación).
Y salió a la lucha.
Mantuvo largas discusiones con personas que estaban bien instaladas en el sistema. Intentó mostrarles la nueva realidad, pero no obtuvo buenos resultados: solo recibía gestos de rechazo y descreimiento. En la mayoría de las ocasiones, le decían: “eso que decís no puede ser verdad, no sé de dónde lo sacaste”. Ante estas palabras, nuestro héroe no podía evitar recordar la alegoría de la caverna, tan antigua y tan vigente.
Intentó relacionarse con otros militantes, pero no funcionó. Su falta de compromiso con un partido específico generaba desconfianza.
Intentó formar parte de eso que llamamos Izquierda, pero no pudo encontrar su espacio entre tantos grupos y subgrupos que pierden el tiempo discutiendo entre sí mientras el verdadero enemigo (la derecha, los sionistas, los iluminati, los reptiloides) siguen avanzando como un bloque unido y sólido.
Nuestro héroe decía: “Mi causa es el mundo y mi compromiso es la humanidad”, pero nadie entendía a qué se refería y algunos llegaron a considerarlo un espía de un grupo de inteligencia.

De a poco, empezó a quedarse sin amigos. Dejaron de invitarlo a las reuniones sociales y las fiestas (al fin y al cabo, ¿para qué invitar a un tipo que apagaba la música y se dedicaba a vociferar en voz alta, peleándose con todos, queriendo demostrar que todos eran esclavos, que vivían en una falsa democracia, que eran ovejas sumisas y obedientes?).
Se quedó solo, inevitablemente. Y decidió ocupar sus interminables horas libres para escribir todo lo que había aprendido. Meses más tarde, se mudó de su departamento y nadie volvió a verlo (aunque es evidente que sigue vivo porque su cuenta de Facebook sigue muy activa).
Este blog se propone reunir los diversos textos escritos por el Militante. Algunos pueden resultar reveladores, otros son plagios descarados a otros textos publicados con anterioridad. Algunos se refieren a hechos generales y otros a acontecimientos más bien personales. Cada una de estas proclamas tiene algo digno de ser rescatado y estudiado.
Los autores de este blog (en nuestro afán por recopilar los textos del Militante) nos hemos tomado la libertad de suprimir algunos párrafos en los que nuestro héroe se encargaba de insultar y humillar a personas de su entorno personal (sobre todo, laboral), considerando que esas acusaciones no interesarían al lector promedio.
Si bien no estamos de acuerdo con la totalidad de los textos aquí publicados, pensamos que su difusión puede resultar útil para algunos y entretenida para otros.
No es nuestra intención convencer a nadie ni vender nada, simplemente intentamos abrir nuevos espacios de discusión.
Que lo disfruten.

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