sábado, 2 de junio de 2012

EL GRAN REBAÑO




En el capitulo 1 de su libro “Soy yo, soy libre”, David Icke nos propone un breve interrogatorio: ¿Quién sos? ¿Qué ves cuando te miras al espejo? ¿Realmente somos libres? ¿Alguna vez te preguntaste por qué consideras que sos libre?
Según Icke, tenemos una conciencia infinita capaz de ser y crear lo que sea, pero al mismo tiempo somos una ilusión aprisionada por sus propias limitaciones programadas. 
¿Libertad de pensamiento o una prisión de la mente? 
La premisa es bastante simple: el planeta es una gran cárcel donde la inmensa mayoría esta controlada por unos pocos.
No somos libres, pero nos han engañado haciéndonos creer que lo somos. De esta forma, somos libres de ver televisión y contaminarnos con imágenes que nos dicen como actuar y pensar.
La raza humana no es libre, sino que es un gran rebaño.
Nuestras vidas están controladas y dirigidas, aunque pensemos que somos libres y que tenemos ideas propias.
A simple vista, parece un relato de ciencia ficción. ¿Cómo es posible que un puñado de personas controlen a miles de millones de seres humanos haciéndoles creer que son libres? Icke tiene la respuesta: ese puñado de personas tienen el control de la educación y los medios de comunicación, que están diseñados para dirigir, condicionar y dividir a la amplia mayoría (donde estamos vos y yo).
En este control kafkiano, hay intermediarios (políticos, economistas, religiosos y científicos) que nos mantienen fuera del conocimiento que nos permitiría alcanzar la definitiva libertad.
Tiene lógica, ¿no? Aun así, debe sonarte muy complicado y rebuscado. Seguramente estas pensando que las personas que sostenemos estas ideas estamos locos y que tenemos una gran paranoia (o en el peor de los casos, resentimiento hacia la sociedad).
Sos libre de pensar lo que quieras, pero antes de continuar te propongo responderte algunas preguntas muy simples: 
¿Por qué consideras que sos libre? 
¿Te parece una pregunta innecesaria?

Revisa tus pensamientos y opiniones, ¿son realmente tuyas? ¿De dónde vinieron? ¿Acaso del sentido común e irrefutable? ¿Y que es eso? ¿Quién lo dictamina?
Como dice Icke, aquellos en la cima de los imperios religiosos, científicos, políticos y económicos dictan su versión de la "Verdad", una versión en que las personas deben creer en lo que sea que ellos quieren que crean. 
¿Y que pasa si eso es cierto? ¿Pensaste en esta posibilidad alguna vez? Aparentemente, no podremos hacer nada para remediarlo. ¿O si podemos?
A esta altura, todo esto te parecerá muy complicado y decidirás ocuparte de otra cosa.
Si todavía estas aquí, sigamos indagando hasta encontrar algo que le brinde sentido a todo este enjambre. Hasta acá, estoy formulándote muchas preguntas, vemos si podemos encontrar algunas respuestas o al menos algo que nos permita entender de qué se trata.

Icke insiste en que la humanidad no tiene un gran historial de exigir la verdad o buscarla porque hemos desarrollado mentes perezosas. 
La pregunta "¿Por qué?" es el motor detrás de la evolución. Esta pregunta, aplicada en todos los aspectos de tu vida, te podrá parecer muy intimidante, pero a la larga te permitirá liberarte de tus propias cadenas. 


Hay que ser cuidadoso con estos temas porque ¿cómo reaccionan las personas cuando desafías su sistema de creencias y de ideas? Reaccionan muy mal, obviamente. Se sienten amenazados y se aferran aún más a su sistema (social, económico, político, religioso, cultural o lo que sea).
Se parecen a las personas que están un trabajo y se sienten frustrados, estancados, subestimados, maltratados, y no se animan a buscar nuevas posibilidades. No se atreven a mandar currículums a otros sitios ni aprovechan el tiempo libre para realizar cursos que les permitan acceder a otro empleo más rentable y estimulante. No se animan porque, si bien están mal donde están, ya se acostumbraron a esta situación y la aceptan como la “realidad”.
Otro ejemplo clásico son las parejas que ya no se aman y se dedican a boicotearse mutuamente. No le ponen fin a esta relación nociva porque se acostumbraron a la realidad en la que viven y la posibiliad de cambiar puede resultar intimidante. 
Si nos comportamos de esta manera en el campo laboral o sentimenal, en ese microcosmos, ya podrás imaginar cómo sentimos, actuamos y pensamos en el macrocosmos. 
Cuando analizás nuestras ideas políticas, económicas, sociales, religosas, etcétera, surge la pregunta: ¿somos libres de sentir, actuar y pensar como queremos o estamos condicionados por una realidad que hemos aceptado como “la única realidad posible”?
¿Acaso hay otras realidades posibles y no nos animamos a descubrirlas porque estamos muy cómodos en la triste realidad que nos ha tocado?
Esto nos lleva a revisar nuestro concepto de realidad, tema para otro intercambio. 

¿Qué es eso que llamamos realidad? Muchos podrán decir que “la realidad es una sola”. ¿Tu realidad es una sola? No lo creo. 
Tu visión del mundo está condicionada por tu paisaje de formación, tus creencias heredadas y el sistema de ideas que aceptaste como válido. Apenas cuestiones todo eso, aparecerán otras realidades alternas (y más reales, valga la redundancia).
Vivimos en un sistema controlado por medios y de información que nos plantean una realidad. Y la aceptamos como propio, como único e irrepetible.
Es hora de saber si esa realidad es verdaderamente provechosa para nosotros. Puede ser que esa realidad haya sido diseñad por unos pocos para el beneficio de esos pocos y para asegurar el control de la mayoría. 
Rebuscado, ¿no? El control de unos pocos, la llamada Elite Global. 
¿Cómo se traduce eso?
Vivimos en un mundo cuya realidad nos dice que el 1% de la población concentra el 90% de la riqueza, mientras miles de millones de niños mueren de hambre cotidianamente. Hemos aceptado esa realidad porque el mundo-es-así.
No nos dicen que utilizando el 10% del presupuesto en armamento podríamos resolver el hambre mundial en cuestión de días. Este es un dato interesante pero no aparece en las portadas de los diarios, en las charlas cotidianas ni en los resúmenes de los noticieros. 
Y así estamos. 

Icke establece que las personas son condicionadas a ser prejuiciosas contra las otras personas, y estas formas diferentes del prejuicio son usadas para dividir y controlar el rebaño. El prejuicio podría ser racial, religioso o político, o basado en el entorno, las ganancias, el trabajo o el estilo de vida. Entonces, si dejáramos de tratar de imponernos mutuamente nuestra versión de lo correcto e incorrecto, moral e inmoral, quitaríamos los medios para tal manipulación mundial. 
Acá caemos en un dilema muy común: desde siempre nos han enseñado que tenemos que ser “algo”. Yo soy un cristiano, un judío, un socialista, un liberal. También preguntamos a las personas qué "hacen" para vivir porque pensamos que esto nos dará una idea sobre "quiénes" son. Juzgamos a las personas y a nosotros mismos, no por lo que somos, sino por lo que poseemos o por lo que "hacemos". 
No somos "Empresarios", "Mineros", o "Basureros". Estos son los papeles que tenemos en el escenario de la vida. Nuestro "Papel" no somos "Nosotros". Nuestros trabajos y "Papeles" son un vehículo temporal para la experiencia, eso es todo. 
Somos una conciencia que evoluciona en un viaje eterno hacia mayor amor, conocimiento y el entendimiento, pero hemos sido animados a olvidarlo. Pensamos que "Nosotros" somos esos roles. 


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